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TOPOGRAFÍA BLANCA, VEJER DE LA FRONTERA  

cojunto de casas patio, miradores y plazas en Cadiz.



Cliente:        CONCURSO
Año:                2O16
Area:           4O.OOOm2
presupuesto: 3O.OOO.OOO€






                       

































      






























































  











   










︎DESCRIPCIÓN / BRIEF


El sol se desploma sobre el extenso y yermo valle, sobre el que se destaca una marcada colina. El trayecto ha sido largo, y la visión de esa colina deja en nuestros ojos un fulgor deslumbrante de luz. Sobre ella predominan los muros blancos y entre ellos se yergue una alta y marcada torre de piedra.

Al llegar a Vejer, te reconforta penetrar en las callejas de la vetusta ciudad, donde los tejados casi se tocan y donde siempre se encuentra una franja de bendita sombra por la que andar. Las ciudades en Andalucía, resultan mucho más frescas que los campos. Es en agosto cuando más se hace patente la sabiduría de los antiguos constructores, que concibieron las calles tan angostas y levantaron oscuras y aireadas arcadas en torno a las plazas abiertas.

En Vejer, los juegos de luz y sombra que todo ello produce resulta casi africano en su afilada intensidad; las superficies toscas de yeso resplandecen bajo el agudo sol, que hacen resaltar vivamente las tonalidades contrapuestas, y las mujeres, cubiertas con velos negros, pasan sigilosas bajo los misteriosos balcones y pórticos como veloces vestigios de sombra.

Rejas que te abren la mirada a un patio fresco que desprende aroma a flores.


Durante el sofocante verano, los huecos se visten con grandes esteras de esparto, que si bien cuelgan de las fachadas para impedir la entrada del sol, a pesar de su aspecto pesado dejan transpirar el interior canalizando las pequeñas briznas de aire.

Esta segunda piel que durante algunos meses del año protege la arquitectura, la engrandece otorgándole dramatismo, intensificando sus contrastados juegos de luces y sombras, remarcando las texturas de sus muros, magnificando las líneas de sus volúmenes.

“Yo no he comprendido nunca -decía Castelar- por qué nos incomodamos tanto cuando nos dicen los extranjeros que comienza el África en los Pirineos. Señores: un ilustre pensador ha dicho que España empieza en los Pirineos y concluye en el Atlas. Dondequiera que volvemos los ojos, encontramos recuerdos de África; y dondequiera que el África vuelve los ojos, encuentra recuerdos españoles.” Azorín, España Clara.

Es esta esencia casi africana que encierra el Vejer antiguo la que queremos plasmar. Esas callejuelas angostas pero deslumbrantes de luz, de visiones oblícuas, de sombras frescas.

Recuperar el carácter de estas calles, la vida que traen consigo, la actividad que la trama, densa y quebrada de Vejer, siempre ha generado.

Por ello, nos gustaría proponer una intervención de densificación, huyendo del nuevo crecimiento deslavazado y disperso que la ciudad ha tenido en los últimos años.

Para ello se emplea la tipología propia de la arquitectura andaluza, la casa patio. Se generan calles estrechas, peatonales, desde las que se pueden adivinar los patios frescos.

Así mismo, con el objetivo de proporcionar actividad a estas calles, se integra el uso comercial y se proponen tres plazas, a modo de focos, en torno a los molinos existentes.

Situándose en un promontorio elevado, al igual que el casco antiguo de Vejer, la intervención quiere recuperar el trazado y la densidad que este casco posee, evitando de la dispersión que caracterizan los crecimientos de los últimos años. La pérdida de densidad en estos crecimientos genera una disminución de la actividad en las calles, lo que trae consigo un desligamiento tanto del centro de Vejer como de su esencia más característica.


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